Los celos son sentimientos que experimentan los hermanos, sobre todo los mayores (en especial el 1º) derivados del miedo a perder el amor de los padres ante una situación creada en una familia a la llegada de un nuevo hijo.
Estos celos son considerados normales, carecen de significación patológica y suelen evolucionar favorablemente en un plazo más o menos largo de tiempo. Cuando se hacen permanentes pueden convertirse en patológicos y condicionar un desarrollo anómalo de la personalidad, apareciendo síntomas muy diversos como agresividad incontrolada, manifiesta inseguridad, regresión, etc.
No necesariamente van acompañados de conductas agresivas manifiestas y cuando no se resuelven están en la base de numerosas rivalidades fraternas y problemas de relación interpersonal. Bastantes de estos niños demuestran hipersensibilidad en las relaciones interpersonales que sostendrán más tarde, actitudes de suspicacia, desconfianza, terquedad y envidia.
Los celos constituyen una reacción emotiva próxima a la ansiedad. Las fuentes del sentimiento pueden ser reales y hablamos de que los padres establecen comparaciones diferenciadoras entre sus hijos, que comportan un agravio comparativo entre ellos, o imaginarias, es decir, cuando el niño atribuye o malinterpreta la valía y/o la intención de sus padres, hermanos y compañeros.
El tratamiento propone la conveniencia de fortalecer en la familia y en la escuela la autoconfianza del niño, así como el sentimiento de seguridad personal, de manera que se le ayude a crecer y a evitar comparaciones con sus iguales.
Fuente: Joaquín Tesón.
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