Esta alimentación está indicada cuando la leche es insuficiente para permitir un buen desarrollo del lactante. Su objetivo es aportar los elementos nutritivos de los que está desprovista la leche, acostumbrar al intestino del niño al cambio de un régimen exclusivamente lácteo, por una alimentación variada, regular las deposiciones de forma natural, y reemplazar la leche por completo cuando llegue el periodo de destete.
En un principio, hay que sustituir paulatinamente una de las tomas de pecho o biberón por una papilla de fruta, luego otra segunda por una papilla de harina y así sucesivamente.
Empezar por cantidades pequeñas para ir acostumbrándolo y siempre que se introduzca un nuevo alimento.
No forzarlo pues lo rechazará; no hay que impacientarse y repetir los intentos ya que acabará por aceptar, llegando incluso a prevenir los alimentos complementarios frente a los biberones.
Hacer el cambio en la toma que realiza con más intensidad ya que tendrá más hambre y lo acogerá mejor.
Procurar que los nuevos sabores no sean totalmente diferentes a los que está acostumbrado habitualmente.
No se debe iniciar la administración de otro alimento nuevo hasta haber comprobado que el anterior lo ha tolerado bien.
Debe estar a temperatura adecuada, ni demasiado caliente (papilla, puré), ni excesivamente fría (zumo, yogurt), así como bien condimentado, ya que rechazarán la comida por la sensación desagradable que les ha causado.
Joaquín Tesón
Comentarios
Publicar un comentario