LA SOCIALIZACIÓN

Por socialización entendemos el proceso que transforma al individuo social por medio de la transmisión y el aprendizaje de la cultura de su sociedad. Con la socialización, el individuo adquiere las capacidades que le permiten participar como miembro efectivo de los grupos y de la sociedad global, es decir, se adapta a las exigencias de la vida actual.

Suele distinguirse entre socialización primaria, es decir, el aprendizaje de los elementos requerido para todos los miembros de la sociedad, y socialización secundaria, esto es, la preparación para los roles o papeles específicos como los roles ocupacionales).

Los principales agentes de socialización son: la familia, la escuela y la sociedad en general (grupo de compañeros, trabajo, medios de comunicación de masas…).

El desarrollo social tiene una base biológica aunque esta dotación biológica necesita de la interacción con el ambiente. Desde una concepción biológica, el comportamiento social emerge en una secuencia determinada por la maduración y adaptada biológicamente al ambiente en que se expresa.

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Sin embargo, al prestar atención a la enorme variabilidad de los comportamientos que se observan en el niño, la importancia de su programación genética queda en segundo plano. Es necesario acudir a los factores ambientales y a los procesos de aprendizaje para poder explicar la adquisición del comportamiento social.

Hay que resaltar y reconocer el papel que el niño desempeña en la configuración de su propio desarrollo. El individuo organizado biológicamente no solo evoca respuestas de su medio social y responde a él, sino que también al responder altera su ambiente y, a la vez, se modifica a sí mismo por los cambios que ha operado. Este proceso de interacción es recíproco y dinámico.

En esta relación con los demás es fundamental la identificación para adquirir la conciencia moral (super-ego del psicoanálisis) y la identidad sexual.

También es necesario el refuerzo, la imitación y el modelado (teoría del aprendizaje social de Bandura). Otro factor importante es el interaccionismo simbólico destacando la importancia de la adquisición del lenguaje, así como los efectos de la participación en el juego.

A través del lenguaje y de su adquisición se amplía la capacidad de relación social al permitirnos expresar sentimientos, comunicar impresiones a los demás, establecer el diálogo para organizar juegos y diferentes intereses. Con su participación en el juego y en concreto en el juego organizado, y a través de la aceptación de distintos roles se construyen los conceptos de sí mismo y de la sociedad.

Joaquín Tesón.