La familia siempre ha jugado un papel fundamental en la vida del ser humano, al ser el contexto en el que l@s niñ@s establecen sus primeros vínculos afectivos, en donde aprenden las primeras cosas y en donde el mundo comienza a tener sentido.
La responsabilidad de educar a los hijos ha recaído durante muchos años en el grupo familiar y, de forma progresiva, la escuela y otros agentes educativos, han ido asumiendo la tarea y la responsabilidad de satisfacer las necesidades que plantea el desarrollo de l@s niñ@s y de preparar su futuro en el dentro de la sociedad.
Los planteamientos y sentido de las relaciones familia-escuela han ido evolucionando, dotándolas de coherencia e incorporando progresivamente un discurso de colaboración cada vez más estructurado, hasta el punto de que esta cooperación se ha convertido en uno de los ejes que definen la Calidad Educativa en la Etapa de 0 a 6 años.
Por otra parte, es necesario buscar un equilibrio entre trabajo y familia. En la gran mayoría de las ocasiones, el trabajo ocupa una parte sustancial de nuestra jornada y como consecuencia la vida en el hogar se acelera demasiado. La diferencia entre el ritmo de los adultos y el de los niños, se acentúa cada vez más.
Vivimos un drama diario alrededor del tiempo y es muy complicado equilibrar el ritmo de los hijos y el de los padres. Por la mañana las necesidades de un hijo son abrir los ojos despacio, echar un vistazo a su habitación, redescubrir los juguetes y, tal vez más tarde, sentir apetito. Y las necesidades del adulto son salir cuanto antes de casa, llevar a los hijos al autobús o guardería, dejar hecho el máximo de tareas para que la vuelta no sea un infierno, etc.
Hay madres y padres que están demasiado ocupados con sus problemas profesionales o sentimentales para hacerse cargo de sus hijos y proyectan en éstos sus propias carencias e insatisfacciones. Esta clase de trato, que podemos calificar como ”malos tratos” , y que a menudo suelen pasar inadvertidos, pueden causar trastornos de apego y otros síntomas del comportamiento que manifiestan el sufrimiento invisible de los niños.
El tiempo y el espacio de la primera educación son un tiempo y un espacio esenciales para responder a necesidades actuales como la conciliación de la vida familiar y laboral; la detección, evaluación y apoyo a l@s niñ@s con necesidades educativas específicas y a sus familias, así como la integración en la diversidad y la corresponsabilidad educativa.
Joaquín Tesón Ariza.
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