Dando el pecho al niño se contribuye al equilibrio ecológico.
Amamantar es excelente para la conservación del medio ambiente. La producción y el consumo de fórmulas utiliza una gran cantidad de recursos y produce una enorme cantidad de deshechos. La lactancia materna no conlleva latas, biberones, o cristal que desechar, reduciendo así los desperdicios que contaminan nuestro medio ambiente.
La leche materna es un producto 100 % natural. La dieta habitual de la madre es transformada en un alimento altamente especializado para su bebé. Este es el sistema de producción de alimento más eficiente para el bebé, desde el punto de vista energético, hasta ahora conocido.
La leche materna no tiene que embarcarse para ser transportada alrededor del mundo; todas las madres la llevan lista y disponible a donde quiere que van.
La leche materna no produce deshechos; no es necesario preocuparse acerca de la disposición de las basuras y no necesita embalaje ni preparación.
La lactancia materna minimiza los costos a nuestro planeta al reducir los desperdicios y la contaminación ambiental causados por el ganado que produce la leche.
Se disminuyen también los trastornos a la ecología por la deforestación y la erosión causados por fertilizantes artificiales y riego adicional en el cultivo de especies para el ganado de leche.
Por último, señalar que se produce menos gasto en la atención de patologías de los niños, permitiendo invertir en prevención de las enfermedades infantiles.
Joaquín Tesón
Comentarios
Publicar un comentario