Las relaciones entre compañeros contribuyen al desarrollo de la competencia social del niño. En todas las culturas las relaciones entre compañeros afectan al curso de la socialización tan profundamente como cualquier acontecimiento social en el que participen los niños.
La adaptación social es favorecida por el intercambio tanto con compañeros de la misma edad como compañeros de edades diferentes.
La mayor parte de os grupos infantiles son heterogéneos respecto a la edad cronológica, lo que proporciona una mayor variedad de situaciones de intercambio. La adaptación social requiere tanto buscar ayuda (dependencia) como ofrecerla (cuidados y afecto); ser pasivo y ser sociable; atacar (agresión) y controlar la hostilidad propia.
Es probable que algunas situaciones se den con mayor frecuencia con los compañeros más jóvenes (cuidados); otras con compañeros de la misma edad (agresión) y otras con niños mayores (dependencia). En general el tipo de interacción con los compañeros de edades semejantes y diferentes cumple funciones diversas.
Informan sobre aquellos comportamientos que son pertinentes en diferentes situaciones, sobre determinados tipos de relación, por ejemplo, con el líder, o sobre formas de afrontar la hostilidad.
Los compañeros cumplen unas funciones terapéuticas importantes. Las relaciones con ellos son buenos indicadores del comportamiento social en la adolescencia y en la edad adulta. El grado de aceptación de los compañeros supone una buena predicción de la salud mental posterior. El aislamiento y una baja aceptación por los compañeros es también un buen predictor de alteraciones neuróticas, psicóticas y sexuales de diversos tipos.
También estas relaciones influyen en el desarrollo de la personalidad y en concreto en su autoconcepto (la imagen que tiene de sí mismo), así como contribuyen al establecimiento del nivel de aspiraciones educativas del niño, que pueden ser semejantes a las del grupo. Si es aceptado por el grupo su autoconcepto se fortalece.
Los padres confían en los compañeros como socializadores de la expresión de la agresión. En el contexto social de los compañeros aprende habilidades agresivas eficaces y un control de sus impulsos agresivos. Todo ello es necesario para su supervivencia y adaptación al medio social.
Los compañeros también inculcan comportamientos sociales constructivos y cooperativos, como simpatía y ayuda. Pueden incluso eliminar posibles miedos que puede tener el niño así como la timidez.
Joaquín Tesón.
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