Dentro de la familia, los hermanos constituyen una influencia importante además de la ejercida por los padres. Las familias forman redes de relaciones en las que cada individuo puede influir sobre cada uno de los demás, tanto directa como indirectamente.
Además, las estadísticas indican que, a pesar del tamaño familiar haya disminuido en la mayor parte de los países occidentales, la mayoría de los niños crecen junto con los hermanos.
La influencia del hermano comienza incluso antes de su nacimiento. La anticipación que los padres hacen de su llegada altera las relaciones iniciales y el tiempo disponible que pueden dedicar al cuidado del primer hijo. El nacimiento agudiza esta situación, y la usurpación del estatus de hijo único puede crear resentimiento y rivalidad.
Con el tiempo, los hermanos son los compañeros de juego más regulares, tanto para los mayores como para los pequeños. Los hermanos y hermanas mayores constituyen los modelos primarios de actividades infantiles interesantes. Incluso cuando el niño entra en la Guardería o la Escuela y entabla nuevas relaciones con los compañeros, la relación entre hermanos no se rompe.
Dentro de la a veces se asigna al hermano mayor el rol de cuidar a su hermano más pequeño. Por el contrario los hermanos más pequeños se encuentran con que sistemáticamente son comparados con los mayores, tanto por el profesor como por sus padres.
Por tanto su influencia es en la mayoría de los casos profunda. Los hermanos establecen y mantienen normas. Se rigen por modelos y proporcionan consejos, desempeñan roles complementarios entre sí y sirven de confidente y apoyo en momentos de estrés emocional.
Cualquier posición en la familia tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Los hijos nacidos en primer lugar tienden a identificarse más fácilmente con los padres que con sus hermanos pequeños. Adoptan los valores paternos y mantienen altos niveles de exigencia para sí mismos.
Por su parte, los hijos nacidos en último lugar (los más jóvenes), desarrollan un cierto sentido de inadecuación en relación con sus hermanos mayores, especialmente de los 2 a los 4 años y se ven menos competentes que sus hermanos. Quizá por eso sean menos realistas en sus autoevaluaciones. Además suelen ser menos cautos en el comportamiento, corren más riesgos; en casa se acomodan a las necesidades y deseos de los demás y suelen poseer habilidades sociales importantes.
Por otro lado las parejas de hermanos del mismo sexo tienen un porcentaje más alto de interacciones positivas y más bajo de interacciones negativas que las parejas mezcladas.
Joaquín Tesón.
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