EL AGUA



La importancia del agua en la alimentación es debida a que ésta es la sustancia más importante cuantitativamente en la constitución del cuerpo, tanto que su proporción en la materia viva sobrepasa de ordinario el 60-70%.

Gracias a su solubilidad, las demás sustancias nutritivas pueden ser transportadas con el agua e intervenir en toda función digestiva, metabólica y de evacuación; también contribuye a regular la temperatura.

El agua tomada en la dieta ha de compensar las pérdidas de la misma que continuamente tienen lugar a través de la orina, sudor y heces.


Es el componente esencial del organismo ya que se distribuye por todo el interior de las células, y por los líquidos de transporte (sangre, líquido cefalorraquídeo, etc).

Los tejidos del niño son más ricos en agua que los del adulto; el agua representa en el recién nacido el 75-80% del peso del cuerpo en el lactante, mientras que en el adulto es del 60-70%.

Las necesidades de agua del lactante son mayores cuando la alimentación se hace con leche de vaca, pues ésta contiene más sal y proteínas que aumenta el trabajo renal para eliminar el exceso de cloruro sódico y nitrógeno. Además hay que prevenir el aumento de estas necesidades de agua cuando se eleva la temperatura del ambiente, fiebre, vómitos, diarrea, etc.

La falta de agua conduce a un trastorno llamado deshidratación la cual es bastante frecuente y grave en el lactante.

La deshidratación es la alteración o falta de agua y sales minerales en el plasma de un cuerpo, también se puede definir como la pérdida de agua corporal por encima del 3%.


Joaquín Tesón.

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