La subida de la leche tiene lugar alrededor de una
semana después del parto. Hasta entonces el recién nacido sólo recibirá el
calostro. Es precisamente la succión del pecho por parte de él la que pone en
marcha el mecanismo productor de leche.
El calostro es el mejor alimento que puede recibir un
recién nacido los primeros días de su vida. Es un líquido espeso amarillento y
pegajoso que segregan las glándulas mamarias, en escasa cantidad, después del
nacimiento a la espera de que aparezca la leche de transición.
Es más rico en proteínas, en hierro y en vitaminas
(especialmente la A) pero tiene menos grasas.
Posee una verdadera actividad protectora antiinfecciosa
(anticuerpos) y a su vez tiene un efecto laxante ya que favorece la expulsión
de la primera deposición, el meconio.
La leche de transición tiene una composición intermedia
entre el calostro y la leche definitiva. Vulgarmente se conoce como “subida de
la leche”, ya que anuncia la entrada de la misma.
Consiste esta subida en una congestión sanguínea y
láctea de las glándulas mamarias, que presentan una gran turgencia y aumento de
calor. La intensidad y aparatosidad de este fenómeno no corresponde, en
absoluto, con la buena instauración y mantenimiento de la lactancia.
El único mecanismo que logra estimular el comienzo de
la lactancia es la excitación enérgica y periódica del niño favorecido por la
disposición serena y equilibrada de la madre.
Asimismo se logra un buen mantenimiento y aumento de la
cantidad de leche vaciando completa y periódicamente el pecho.
Joaquín Tesón.
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