La talla del niño va a
depender de muchos factores como la herencia y posibles enfermedades que puedan
retrasar el crecimiento e incluso provocan una talla definitiva menor que la
normal hereditaria.
A pesar de que existen
variantes fisiológicas en el momento del nacimiento, la talla media es de 50
cm. para los niños y de 49 cm. para las niñas, con variaciones dentro de la
normalidad que van desde los 45 a los 55 cm.
El aumento de talla es
también sumamente acelerado durante el primer año, para decrecer durante el
segundo y alcanzar un ritmo mucho más lento en la edad escolar.
Hacia los 3 meses el niño
ya ha amentado en un 20% su talla, a los 6 meses en un 30%, a los 9 meses un
40% y a los 12 meses un 50%. Entre los 18 meses y los 2 años, el niño alcanza
la mitad de su talla de adulto; alrededor de los 4 años dobla la talla que
tenía al nacer y a los 12-14 la triplica.
El ritmo de crecimiento no
es uniforme y presenta variaciones muy acusadas de unos niños a otros. Aún en
el mismo niño, un crecimiento lento durante los primeros años de la vida, puede
acelerarse más tarde y viceversa.
También en el crecimiento
en talla puede observarse la mayor aceleración en las niñas durante el período
prepuberal, ya que alcanzan antes su madurez y solo son sobrepasadas por los
niños después de la pubertad.
Las variaciones
individuales admisibles dentro de la normalidad son extraordinarias tanto en el
peso como en la talla. En todas estas variaciones individuales cabe observar
que el peso del niño está más en relación con la talla que con la edad, aún
cuando también en este sentido las diferencias individuales son acusadas.
Joaquín Tesón
Comentarios
Publicar un comentario