La aspiración (cuando las secreciones orofaríngeas o
contenidos gástricos ingresan por error en la laringe y las vías respiratorias
inferiores) es común en los adultos mayores con disfagia y puede causar
neumonía por aspiración. En realidad, se ha sugerido que la disfagia tiene un
riesgo siete veces mayor de causa de neumonía por aspiración y es un
pronosticador independiente de mortalidad.
La disfagia es común en personas con enfermedades
neurológicas como accidentes cerebrales, Parkinson y demencia. El adulto mayor
con alguna de estas afecciones tiene incluso mayor riesgo de aspiración porque
la disfagia se superpone con el índice de deglución lenta asociada con el
envejecimiento normal. Las afecciones que suprimen el reflejo de la tos (como
la sedación) aumentan aún más el riesgo de aspiración.
Entre los síntomas que deben buscarse están:
• Presencia repentina de síntomas
respiratorios (como tos aguda y cianosis) asociados con las acciones de comer,
beber o la regurgitación de contenidos gástricos.
• Cambio en la voz (como ronquera o
gorjeo) después de tragar.
• Las aspiraciones de pequeños
volúmenes que no producen síntomas manifiestos son comunes y no suelen
descubrirse hasta que la afección avanza hasta causar neumonía por aspiración.
PREVENCIÓN DE LA ASPIRACIÓN DURANTE LA ALIMENTACIÓN EN BOCA:
Existe poca información de investigación respecto de las
estrategias específicas para evitar la aspiración durante la alimentación de
personas con disfagia. Sin embargo, las siguientes acciones pueden ayudar:
• Deje que la persona descanse
durante 30 minutos antes de la hora de alimentarla; si está descansada, es
probable que la persona tenga menos dificultad para tragar.
• Haga que la persona se siente
erguida en una silla; si está confinada a la cama, eleve el respaldo a un
ángulo de 90 grados.
• Si le inclina la cabeza ligeramente con el
mentón hacia abajo, ayudará a reducir la aspiración en algunos tipos de
disfagia. Pueden ser necesarios algunos estudios de deglución para determinar
qué personas se beneficiarían más con esta posición para comer.
• Gradúe el ritmo de la alimentación
y el tamaño de los bocados según la tolerancia de la persona; evite la
alimentación apresurada o forzada.
• Alterne bolos sólidos y líquidos.
• Introduzca el alimento en la boca
de la persona según el tipo de déficit. Por ejemplo, puede introducir el
alimento en el costado derecho de la boca si existe debilidad facial en el lado
izquierdo.
• Determine la viscosidad del
alimento que mejor tolera la persona. Por ejemplo, algunas personas degluten
los líquidos espesos con más facilidad que los líquidos más diluidos. Según un
estudio reciente, la mayor viscosidad de los alimentos mejoró notablemente la
capacidad de deglución en pacientes neurológicos. Esto significa que la
aspiración se redujo significativamente cuando los pacientes deglutieron zumo o
budín (en comparación con la deglución de líquidos).
• Minimice el uso de sedativos y
sedantes hipnóticos ya que estos agentes pueden afectar el reflejo de la tos y
la deglución.
• Evalúe la efectividad de técnicas como dar
señales, redireccionar, segmentar tareas y realizar modificaciones del entorno
(para minimizar las distracciones) como alternativas de la alimentación en
boca.
formacion activa profesional, www.formacionactivaprofesional.com
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Cristina Serrano Aguado
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