EL BAÑO DEL BEBÉ


Antes de empezar esta práctica del aseo diario habrá que esperar a que la herida umbilical esté totalmente curada. Esto suele ocurrir entre el séptimo y el décimo día; la cicatriz denominada ombligo se ha cerrado y los restos del cordón umbilical caen espontáneamente. Durante estos días es necesario realizar higiene permanente de la herida umbilical y atajar cualquier tipo de infección que se pueda manifestar en esta zona.

Ante todo habrá que evitar que se humedezca. Hay que curarlo con un poco de alcohol o con un antiséptico del tipo cristalmina o mercromina. Realizada la operación, hay que cubrirlo con una gasa estéril renovándola a diario cada vez que se moje.
No es conveniente fajar al niño ni utilizar esparadrapo. Cuando el cordón se desprende queda una pequeña herida que puede sangrar un poco; no hay que alarmarse pues es normal. La herida cicatriza con rapidez.
Durante esta primera semana no es conveniente el baño por inmersión, ni mojar la herida umbilical por lo que se procederá a realizarlo con compresas húmedas en agua templada. Cuando ha caído es cuando aparece el baño como práctica de higiene diaria.
El baño tiene como finalidad la limpieza de la piel y su estimulación y la de su musculatura. Es conveniente que el niño se acostumbre a tomar el baño de forma metódica y no se debe prescindir de él más que en circunstancias muy especiales, cuando el pediatra lo aconseje.
Si se lleva a cabo con las condiciones de temperatura adecuada, suavidad y paciencia por parte de la madre o la persona que lo realice, llega a constituir para la mayoría de los niños uno de los momentos más agradables del día.
El baño se debe realizar siempre a la misma hora y antes de la comida.
Para algunos niños es un estimulante y después de él se quedan completamente despiertos, con ganas de sonreír y gesticular. En estos niños la mejor hora del baño es por la mañana, lo cual, desde el punto de vista de la limpieza, tiene también ventajas ya que permite eliminar los residuos que se han ido acumulando durante la noche.
En cambio, para otros niños es un sedante y cuando éste termina tienen ganas de dormir.
 Si el niño es nervioso es evidente que será mejor bañarlo por la noche, antes de la última toma de alimento para favorecer su sueño y descanso nocturno.
En épocas muy calurosas no hay inconveniente alguno en llevar a cabo dos baños diarios uno por la mañana y otro por la noche.

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 Joaquín Tesón

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