El impétigo es una
infección superficial de la piel causada por estafilococos o estreptococos o
ambos asociados.
Se trata de una infección
muy contagiosa que se transmite con mucha facilidad en los colegios y
guarderías de un niño a otro.
Comienza con la aparición
de unas ampollas purulentas, de rápida evolución, que se desecan y se rompen
formando costras amarillas sobre la zona rojiza, que rezuma líquido purulento
de alta contagiosidad. Estas lesiones se propagan con frecuencia, extendiéndose
a las regiones vecinas debido a que el niño suele arrancarse las costras. Se
curan sin dejar cicatriz al cabo del tiempo.
El impétigo suele presentarse
en el rostro, en particular alrededor de la boca, las fosas nasales y los
oídos, aunque también puede darse en otros lugares de la piel al extenderse por
el resto del cuerpo.
Todo niño que presente
llagas en el rostro, sobre todo si viene acompañado de costras, ha de visitar
al médico quien prescribirá pomadas antisépticas o antibióticas y, en
determinadas circunstancias, también podrá prescribir algún antibiótico por vía
oral.
Las costras deben lavarse
suavemente con agua y jabón, secarlas y a continuación aplicar la pomada y
aislar la lesión con un apósito antialérgico.
Se debe observar
atentamente cada parte del cuerpo y si existen puntitos, aplicar la pomada
inmediatamente, ya que puede tratarse de ampollas en potencia.
Hay que cortarle al niño
las uñas bien cortas para que no se rasque. Después de lavarle las manos o
tocar su ropa hay que desinfectarse escrupulosamente las manos. Se tiene que
reservar una toalla exclusiva para el niño y su ropa debe separarse de la
colada familiar.
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Joaquín Tesón.
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