El contacto con la Escuela
Infantil ha de ser gradual con el fin de superar las dificultades que una
súbita separación implica tanto para el niño como para su familia.
Son los propios padres
quienes introducen paulatinamente al niño en el nuevo ambiente. La presencia
del padre o la madre en los primeros días de permanencia en el Centro, sirve
precisamente para ofrecer al niño los habituales puntos de referencia que le
confieren seguridad. Es a ellos a quienes se dirigirá el niño para mostrar un
juguete o pedir ayuda.
También serán ellos
quienes le den de comer y le hagan dormir las primeras veces y quienes informen
al Educador de las necesidades particulares de su hijo, por ejemplo si solo
duerme en brazos o si necesita agarrar la mano del adulto.
Una vez orientado en el
nuevo ambiente, el niño podrá aceptar los cuidados y propuestas de juego por
parte de los Educadores y dirigirse a ellos activamente.
El Educador irá
apareciendo cada vez más como punto de referencia para satisfacer las
necesidades del niño y proporcionarle todos los juegos y cuidados que en los
primeros días de asistencia ha recibido de sus padres.
Una vez que el niño ha
aceptado la relación con el Educador dirigiéndose por propia iniciativa a él,
la madre podrá comenzar a alejarse gradualmente, primero saliendo de la
habitación, pero permaneciendo en la Instalación por si el niño la reclama, y
luego, saliendo para retornar pasado algún tiempo, según lo aconseje el Educador
y la experiencia de los días anteriores.
El período de separación
se irá aumentando gradualmente a medida que la relación del niño con el nuevo
ambiente, y en particular con el Educador se vaya consolidando, hasta llegar a
la duración de toda la jornada.
Los tiempos de permanencia
y de separación de los padres no deben establecerse rígidamente, sino que deben
seguir las exigencias particulares de cada pareja madre-hijo; por ejemplo, el
primer día dos horas de permanencia; el segundo durante la comida; el tercero
durante el reposo; el cuarto, la primera separación.
Si la preparación del niño
se lleva a cabo adecuadamente, después de quince días el pequeño ya estará en
disposición de desenvolverse cómodamente en la Escuela.
La construcción de una
relación de confianza entre los padres y el Educador es, además, indispensable
para el niño; si se observa una relación positiva deducirá que el Educador es
persona “de fiar”, con mayor motivo si además está atento y disponible para él.
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Joaquín Tesón.
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