La tos es una acción refleja que consiste en una espiración violenta que
pretende liberar secreciones, material extraño, vencer el broncoespasmo o
subsanar patologías en la vía aérea para proteger el sistema respiratorio.
Los niños hasta los 4 años no saben expectorar y se
tragan las mucosidades con lo cual
toserán bastante.
Tiene mucha importancia controlar la intensidad, la
frecuencia y la duración de la tos.
Existen muchas clases de toses, entre ellas cabe
distinguir: tos simple clara seca y sin secreciones, que suele ser síntoma de
bronquitis; tos simple clara húmeda con secreciones, catarro común; tos breve y
vibrante con picor de garganta, faringitis; tos perruna o bitonal, laringitis.
Puede toser el niño además de por afecciones
respiratorias, por afecciones cardíacas, aspiración de cuerpos extraños y por
nervios.
Siempre que aparezca la disnea o un ataque de tos
existe el riesgo potencial de una enfermedad grave, con lo que el traslado del
niño a un centro asistencial es lo indicado.
Habrá que eliminar las prendas que le opriman el
cuello, el tórax o el abdomen, sacar al niño al aire puro, mantener al niño
tranquilo y realizar la respiración boca a boca.
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